lunes, 2 de diciembre de 2013

EVALUACION DEL APRENDIZAJE



.1. LA EVALUACIÓN
 La última etapa del ciclo de diseño y realización de una acción de formación, antes de iniciarla de nuevo, es la evaluación; y ésta abarca diferentes momentos del proceso de formación, valorando distintos aspectos del mismo. 
En la parte anterior nos hemos centrado en la evaluación de los/as alumnos/as; pero, no sólo hemos de basar la evaluación en un resultado final que muestra el grado de conocimiento de la materia al cual ha llegado nuestro alumnado; sino que hemos de ir más allá y tener en cuenta todos los aspectos de la programación y evaluarlos para contribuir a la mejora de dichos procesos y, por ende, a la calidad de la formación. 

.1.1. Perspectiva general en la evaluación de programas  
Un programa de formación se puede evaluar desde varias perspectivas o niveles: 
1.  Nivel de satisfacción de los/as alumnos/as: 
Con esta evaluación se pretende obtener información sobre la reacción de los/as alumnos/as durante y al finalizar un programa concreto de formación. 
La técnica más utilizada es pasar una encuesta anónima al alumnado (para conseguir la mayor sinceridad en las respuestas)  en la cual deberán responder a cuestiones relacionadas con los distintos aspectos del programa de formación: profesorado, contenidos, organización del curso, metodología, materiales, etc. 
Con la información obtenida se pueden introducir cambios en la acción formativa o el programa para que la próxima vez los/as alumnos/as queden más satisfechos.
Uno de los inconvenientes de esta evaluación es que es demasiado subjetiva. Por ejemplo, a lo mejor el profesor que utiliza los mejores métodos de formación y está más implicado en la misma, no es el que mejor valoran los/as alumnos/as porque quizá no es demasiado simpático. 
2.  Nivel de aprendizaje de conocimientos: 
Trata de analizar hasta qué punto se han adquirido los conocimientos que se pretendían alcanzar con el desarrollo del programa de formación o de la acción formativa. 
Las técnicas e instrumentos más utilizados son los que hemos descrito en el módulo anterior en el apartado de pruebas de conocimientos. 
3.  Nivel de aprendizaje de capacidades:   
En este nivel la evaluación se centra en el “saber-hacer” del/ de la alumno/a. Se pretende valorar lo que el alumnado ha aprendido a hacer en relación con el puesto de trabajo, una vez finalizada la acción o programa de formación.

Una de las ventajas de este nivel es que facilita la transferencia de los conocimientos aprendidos a comportamientos en el puesto de trabajo. 
4.  Nivel de aplicación de lo aprendido:
 Este nivel trataría de evaluar si lo aprendido se utiliza, y de forma correcta, en el puesto de trabajo real.  En el caso de los cursos de F.P.O. podríamos comparar esta evaluación con la de las prácticas en empresa; en la cual, el/la tutor/a de las prácticas está en contacto con el/la tutor/a del/ de la alumno/a en la empresa para llevar un seguimiento del  alumnado y de su progreso formativo. 
5.  Nivel del efecto en indicadores de calidad o productividad:
 Este nivel de evaluación de la formación evaluaría la rentabilidad; es decir, si el periodo de formación de los/as alumnos/as (en este caso hablaríamos ya de trabajadores/as) ha resultado rentable o beneficioso para la empresa, en cuanto a la productividad o calidad del trabajo realizado ahora por sus trabajadores/as.
Esta evaluación no se podría hacer inmediatamente después del proceso de formación; sino que habría que dejar pasar un margen de tiempo para poder contrastar los resultados anteriores con los que se dan una vez recibida la formación por los/as empleados/as. 
6.  Impacto económico:
 En este nivel se evaluaría la rentabilidad económica de la formación a través de la comparación entre el importe invertido en la acción económica y el aumento del beneficio de la empresa que es consecuencia de dicha formación.
 7.1.2. La evaluación basada en los objetivos
 Esta evaluación consiste en constatar que los resultados finales obtenidos con el proceso de formación, cumplen o dan respuesta a los objetivos  establecidos inicialmente. 
Podríamos por tanto definir este tipo de evaluación como aquella que  permite determinar en qué grado se han alcanzo los objetivos de formación propuestos. 
Tyler, pedagogo que estableció las bases de este tipo de evaluación basada en los objetivos, establece ocho fases para llevar a cabo el proceso: 
1. Establecer los objetivos de formación. 
2. Ordenar los objetivos en clasificaciones amplias. 
3. Definir los objetivos en términos de comportamientos. 
4. Establecer las situaciones adecuadas para que pueda demostrarse la consecución de los objetivos. 
5. Explicar los propósitos de la estrategia a las personas responsables, en las situaciones apropiadas. 
6. Seleccionar o desarrollar las medidas técnicas adecuadas.
7. Recopilar los datos de trabajo.  
8. Comparar los datos con los objetivos de comportamiento.

7.1.3. Evaluación de procesos y productos
 La evaluación del proceso es aquella que se desarrolla de forma continuada a lo largo de todo el proceso de formación, a lo largo de la acción formativa. 
Esta evaluación continua o procesual, nos sirve para estudiar o valorar  en el momento los efectos que producen los métodos empleados, sus dificultades, etc. y, de esta forma, poder actuar en el momento, sin tener que esperar al final de la acción de formación, para solucionar problemas o fallos en dicho proceso. 
La evaluación del producto es aquella que mide el resultado final de la formación; es decir, la medición, interpretación, juicio, etc. a cerca de la eficacia de la enseñanza. 
Este tipo de evaluación ayuda, también, a tomar decisiones futuras en base a los resultados obtenidos. 

2. EVALUACIÓN DEL CONTEXTO

El análisis del contexto y las necesidades formativas de los/as alumnos/as al comienzo de la acción de formación, determina lo que anteriormente hemos descrito como la evaluación inicial.
Ésta servirá al/a la formador/a para determinar los objetivos formativos antes de comenzar la acción de formación o sesión formativa, y determinar los subsiguientes elementos del programa formativo: contenidos, metodología, recursos, actividades, etc. 

2.1. Evaluación y diagnóstico del contexto
Se evaluarán los aspectos del entorno social y del entorno formativo que resulten relevantes para la toma de decisiones curriculares; es decir, para establecer el programa formativo. Alguno de los aspectos a tener en cuenta en este tipo de evaluación son:
1.- Sobre el contexto del aula:  evaluación social (agrupamiento, organización de las tareas, relaciones..) y evaluación académica (objetivos, contenidos, recursos, tiempo). Conformidad de la programación en relación a los/as alumnos/as y  a las interacciones.
2.- Sobre el contexto del centro: adecuación del Programa al Centro de formación, ideología, contexto organizativo, contexto didáctico, clima institucional..
3.- Sobre el contexto social:
a) con respecto al/a la alumno/a: autonomía, trayectoria formativa y profesional, etc.
b) con respecto al entorno: recursos de que dispone y posibilidades formativas del/de la mismo/a. 
2.2. Evaluación de necesidades
 Para determinar qué queremos abarcar con la planificación del programa o acción de formación, además de evaluar el contexto en el cual nos vamos a mover, hemos de hacer un análisis de las necesidades de formación existentes en dicho contexto. 
Esta evaluación de necesidades la podemos contemplar desde dos puntos de vista: 
*  Desde una perspectiva general o global; estableciendo las necesidades de formación en función de las demandas existentes en el mercado laboral, para adecuar de la forma más efectiva posible el programa de formación a dichas demandas laborales. 
* Desde una perspectiva concreta; procurando que las acciones de formación que se vayan a llevar a cabo satisfagan las necesidades de los/as destinatarios/as de las mismas. Para ello, podemos recurrir a: 
- preguntar directamente al alumnado.
- preguntar a los coordinadotes/as o tutores/as.
- preguntar a otros/as especialistas en la materia.
- hacer pruebas a los/as alumnos/as.
- analizar formularios de evaluación de la satisfacción ya existentes, etc.

Además, hemos de tener en cuenta en esta evaluación de necesidades los recursos disponibles, las metodologías, los instrumentos con los que se cuenta, el lugar de impartición...; es decir, todo aquello que conforma la planificación formativa.



.3. METODOLOGÍA DE LA EVALUACIÓN DEL DISEÑO DE LA FORMACIÓN
 Una vez que se ha elaborado el programa de formación y se ha llevado a cabo conviene realizar la evaluación de cada uno de sus elementos, cuya finalidad es el perfeccionamiento y  comprobación de la adecuación del programa a las necesidades y objetivos diseñados inicialmente; así como la atención a los cambios que se han ido produciendo a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje.   
3.1. Evaluación de los objetivos
 Los objetivos de formación han de concretarse en el programa correspondiente, de tal forma que al finalizar el curso o acción formativa pueda evaluarse si dichos objetivos se han cumplido o no.
Esta evaluación servirá para saber hacia dónde se ha querido llegar, comprobar si se ha conseguido, facilitar la evaluación, poder reorientar el curso sobre la marcha y elegir los métodos adecuados de formación.  
.3.2. Evaluación de los contenidos  
Una vez que quedaron establecidos los objetivos de formación, el siguiente paso era determinar qué contenidos incluir en el programa formativo para dar respuesta y alcanzar los objetivos propuestos. 
La evaluación de estos contenidos se hará en función de la adecuación de éstos a los objetivos; teniendo en cuenta que podemos alcanzar un mismo objetivo de formación utilizando para ello diversos contenidos.
Aún así, especialistas en la materia han establecido algunas pautas para que esta selección de los contenidos sea los más coherente posible atendiendo a dos criterios: 
a)  psicológico: proporcionarán la adaptación inteligente a la ocupación que en un futuro desarrollarán.
b) sociológico: se adaptarán a los caracteres sociales de los/as alumnos/as inmersos/as en el proceso de aprendizaje y ayudarán a que éstos/as puedan integrarse después con espíritu crítico en el ambiente laboral.
 Por otra parte, para evaluar los contenidos  formativos hemos de tener en cuenta si se ha seguido una  secuencia lógica en la impartición, ya que de esta forma se facilitaría el aprendizaje de los mismos. 
En muchas ocasiones un curso fracasa porque los contenidos y actividades de aprendizaje no se han desarrolla en el orden adecuado y, por tanto, no se ha podido llevar a cabo un aprendizaje significativo de la materia por parte del alumnado. 


Como regla básica de establecimiento de los contenidos a impartir o aprender, utilizaríamos: 
- de lo conocido a lo desconocido, 
- de lo inmediato a lo remoto, 
- de lo concreto a lo abstracto, 
- y, de lo fácil a lo difícil. 

3.3. Evaluación de la metodología  
El/la formador/a ha de establecer en su programa formativo el método o métodos que va a utilizar para desarrollar los contenidos de formación. Como hemos comentado anteriormente, no hay métodos mejores ni peores, sino que éstos han de establecerse en función de diferentes aspectos a tener en cuenta: tipo de alumnado, recursos disponibles, naturaleza del contenido a impartir, etc.
La evaluación de la metodología, por tanto, trataría de establecer la adecuación de ésta a los diversos factores que influyen en su puesta en marcha. 
Aún así, algunas características que pueden definir a un buen método serían: 
- aquel que permite la reflexión del alumnado, 
- aquel que respeta la libertad de pensamiento y de creación del alumnado, 
- aquel que motiva al/ a la alumno/a, relacionando los contenidos con sus intereses y necesidades, 
- aquel que organiza los nuevos aprendizajes de tal forma que se integren con los ya aprendidos, 
- aquel que tiene en cuenta las limitaciones y posibilidades de cada participante,                        
- aquel que permite el trabajo en grupo unido a tareas de acción individualizada.

.3.4. Evaluación de las actividades y recursos
 Otro de los aspectos a tener en cuenta en la evaluación del diseño de la formación son las actividades propuestas y los recursos y/o materiales utilizados. 
Las actividades han de ajustarse a los contenidos de formación, seleccionando para ello los métodos y técnicas pedagógicas más favorables para su entendimiento y puesta en práctica por el alumnado. 
Por otro lado, ha de realizarse una evaluación de los medios y recursos didácticos utilizados en el desarrollo de la acción formativa; tales como: 
- El aula: la cual debe reunir unos requisitos medioambientales propicios para que la acción formativa se desarrolle adecuadamente: disposición del mobiliario para que facilite la comunicación entre formador/a y alumnos/as (la distribución idónea es  colocar las mesas y sillas en forma de “U”), tipo y cantidad de luz, frío/calor, disposición de los medios audiovisuales, etc.
- Material impreso: cantidad y calidad de los materiales didácticos utilizados en el proceso de enseñanza-aprendizaje; tales como, manuales, información complementaria, libros de consulta, etc. 
- Material audiovisual: utilizado en el proceso de  formación y su adecuación a los contenidos y objetivos de aprendizaje: vídeo, diapositivas, etc. 
- Nuevas Tecnologías: utilización de diversas tecnologías de la información y comunicación en el desarrollo de las acciones formativas: internet, videoconferencia,etc. 

3.5. Evaluación del/ de la formador/a
 El/la formador/a es un factor decisivo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pudiendo determinar la calidad de los contenidos y la motivación de los/as alumnos/as por los mismos. 
La evaluación del/ de la formador/a ha de realizarse desde el momento inicial del proceso formativo; es decir,  comenzando por el proceso de selección (teniendo en cuenta su currículum académico, experiencia profesional y habilidades docentes) y pasando por una evaluación continua a lo largo de la impartición de la acción de formación, de tal modo que se puedan subsanar fallos con la detección a tiempo de los mismos. 
Las principales cualidades a evaluar de los/as formadores/as son: conocimientos, habilidades y actitudes en el aula.  

.4. EVALUACIÓN DE PROCESOS FORMATIVOS
 La evaluación formativa  tiene un carácter eminentemente procesual, orientador,  dinámico y, marcha paralelamente con los objetivos o propósitos que se establecen en el programa. 
Algunas de las  características que podemos destacar son: (Carlos M. Ruíz P. (2000):
Evaluación Formativa. // www.analitica.com/va/sociedad/articulos/2966931.asp)
  · Dar oportunidad a cada alumno/a a que se manifieste tal como es; la evaluación formativa tiene un carácter eminentemente individualizante, es necesario establecer  estrategias de acuerdo con la peculiaridad de cada alumno/a. 
· Los procedimientos, instrumentos y recursos se adecuarán al proceso en sí. 
 ·  La participación de todos los/as usuarios/as del proceso es vital, la autoevaluación y  la coevaluación como procedimientos forman parte de la operatividad de esta modalidad de evaluación. 
 ·  La información sobre la marcha de las actividades evaluativas, redundará en un mayor rendimiento. Cada alumno/a "sabrá a que atenerse y tomará las decisiones más acertadas y operativas".  
* Funciones de la Evaluación Formativa: 
Como ha quedado establecido la evaluación   formativa  sirve como  base  para  el proceso de toma de decisiones respecto de las opciones y acciones que se van presentando conforme avanza  el proceso de enseñanza aprendizaje. 
Las funciones de la evaluación formativa las presentaremos en dos grupos: funciones académicas y funciones administrativas. 
A. Funciones Académicas: 
· Distribuye y regula adecuadamente el ritmo de aprendizaje. 
·  Realimenta el  proceso de instrucción obtenido a  partir de las diferentes actividades de evaluación. 
· Enfatiza los objetivos y contenidos más  relevantes. 
·  Detecta las deficiencias, errores, logros y fallas  que presentan los estudiantes en sus aprendizajes. 
· Delimita los factores causales directos e indirectos que influyen o condicionan el aprendizaje del estudiante   
· Mantiene un constante seguimiento sobre  los procedimientos e instrumentos de evaluación formativa  y sobre los  correctivos empleados a fin de verificar su eficiencia en la detección y superación de las fallas. 
· Brinda oportunidades de mayor logro a aquellos participantes que han entrado en el proceso de enseñanza aprendizaje con un nivel de conocimientos superior al resto del grupo. 
B. Funciones Administrativas: 
· Orienta sobre las técnicas y procedimientos que  resultan de mayor beneficio. 
· Provee de una información continua a los  participantes sobre sus progresos individuales. 
· Registra  los efectos no previstos en el proceso de enseñanza - aprendizaje  y los incorpora al producto final.      
· Establece mecanismos de corrección en términos de alternativas pertinentes y factibles de emplear para superar las fallas, corregir errores y reforzar los logros  alcanzados. 
 El análisis de los  resultados obtenidos  en las evaluaciones formativas provocan la identificación de las posibles causas que expliquen dichos  resultados. Por tanto, permiten actuar de forma inmediata mientras se está desarrollando el proceso de formación sin tener que esperar al final cuando ya, quizás, no tenga solución.
Esta evaluación de los procesos formativos debe tener en cuenta todos aquellos factores o aspectos que tienen lugar en el momento de implementación de la acción de formación y que inciden directamente en la consecución o no de los objetivos de formación.
Estos aspectos son:
- Contenidos, actividades, recursos, metodología.
- El proceso de interacción formador/a  – alumnos/as y los posibles incidentes que puedan darse.
- La motivación, atención, participación y satisfacción de los/as alumnos/as.   

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